Un equipo que fue y representó el
sueño de muchos clubes modestos del fútbol español durante el mes
de enero, ha quedado poco después en el olvido de la gente, víctima
de la histeria colectiva en que hemos sumido al fútbol nacional,
donde sólo importa el hoy y el resultado actual. El domingo
certificó su primera bala en la fase de ascenso, y es el mejor líder
de los cuatro grupos de la durísima Segunda B.
“Vaya fiesta, ¿no?” , le preguntó
Juanma Castaño al capitán del CD Mirandés, a Pablo Infante. El
capitán, con toda la modestia de su equipo, y toda la inteligencia
demostrada en público durante su larga y bienaventurada travesía en
la Copa del Rey, respondió así: “La fiesta es para ellos, que han
ganado. Nosotros veníamos con mucha ilusión, pero hemos visto un
gran Athletic y no hemos podido hacer nada”.
Infante despachó la conversación con
elegancia, con modestia, pero también con la ambición de un club
que viene haciendo cosas muy importantes en el último lustro para su
historia particular. Una entidad, fundada en 1927, que ha disputado
con esta 13 temporadas en 2ºB y 50 en la Tercera División Española.
El Mirandés, como mayor éxito hasta la fecha, había logrado ganar
en 4 ocasiones la Liga en Tercera División, y el año pasado disputó
el playoff de ascenso a la Liga Adelante. Ahora, ha certificado que peleará por ascender a Segunda División por segundo año consecutivo.
El comienzo de todo
Después del ascenso en 2009 a la
Segunda B, el club logró mantenerse en la categoría, acabando la
temporada en 13º posición. En su camino se cruzó el CD Guijuelo,
que desde enero de 2010 entrenaba Carlos Pouso, un vizcaíno en paro
en esos momentos. El vizcaíno logró salvar a los salmantinos en la
promoción de descenso a Tercera, logrando un vital empate a dos en
Anduva, el campo de los de Miranda de Ebro, a falta de 4 jornadas
para el final de la liga.
Aquella salvación le valió a Pouso
para que el propio Mirandés pusiera sus ojos en el vizcaíno, que
tras una bonita experiencia en Salamanca, se acercó a su País Vasco
natal, para llevar al Mirandés en su segundo año en Segunda B. Un
año que nadie podrá olvidar en Miranda de Ebro, a pesar del triste
final.
Temporada 2010/2011 – La revolución
En un grupo tremendamente complicado
para cualquier equipo, por la enorme fuerza física de los 20
contendientes, en un fútbol mucho más pragmático, de balón largo
y segunda jugada. De fuerza en la disputa, lluvia y barro en los
campos, de gran dominio en el balón aéreo y la jugada de
estrategia, el Mirandés se hizo de los más fuertes con la pelota
raseada y al pie. No exento de hombres como Mújika, Alain Arroyo o
Lambarri, poderosos en el juego aéreo, pero también rodeado de
grandes peloteros, como el capitán Pablo Infante, queridísimo en el
fútbol español en estos momentos.
Llegaron aquel año hombres de la
calidad de Muneta o Mikel Martins, que anfianzaron el centro del
campo de Pouso. También contaba la presencia de hombres rapidísimos
en banda, como Jonathan Ñíguez o Candelas, que aportaban su toque
con el desborde. Atrás, aparecieron hombres como César Caneda,
Borda o Raúl García, que se unieron a Garmendia e Iribas, hombres
que ya estaban en la anterior temporada, para hacer del Mirandés un
auténtico búnker defensivo.
Y es que una de las señas de identidad
de este equipo es su rocosa defensa. Un equipo que defiende muy
arriba, y con las líneas juntas. Ahoga, aprieta, y roba rápido. El
hecho de no tener excesivo gol lo compensó muy bien el técnico de
Lejona con inteligencia, con el trabajo de un grupo que confía en él
desde que llegó, y que ha ido dando buenos resultados. Poco a poco,
la pequeña Miranda de Ebro vibraba con lo suyos en el pequeño
Anduva, soñando con llegar a la categoría de plata. El equipo acabó
la liga en el Grupo II 2º clasificado, como equipo menos goleado con
24 tantos recibidos, y a tan sólo dos puntos del líder Eibar, con
71 puntos en su haber.
El Playoff 2010/2011
La fase de ascenso iría por el camino
más largo, y el Mirandés no lo tendría nada sencillo para asomar
la cabeza a las rondas finales. Y es que el Mirandés viajó en la
Primera Ronda hasta Cádiz, para jugar contra un histórico que
pasaba el año de su centenario en la Segunda División B. El Cádiz
quería regresar a toda costa a Segunda División y se puso manos a
la obra, cuando venció por 2-0 en el Carranza al equipo burgalés.
Anduva confiaba en la remontada, y se
llenó para presenciar una batalla sobre el césped. El Mirandés, en
un tremendo esfuerzo, metió el miedo a los gaditanos cuando forzó
la prórroga. Alain Arroyo, antes del descanso, y en el minuto 67,
mandaban la eliminatoria al tiempo extra. Apareció un viejo roquero
del fútbol nacional, Sergio “Pachón”, para meter a los suyos en
la siguiente ronda, cuando aún restaban diez minutos de partido.
Pouso tocó a arrebato en ese tiempo
final, y poco después, Baquero, en propia meta, hacia el 3-1 que
insuflaba los ánimos del vetusto campo de Miranda de Ebro. El equipo
rojinegro empujaba en busca del gol que le metiera en la siguiente
ronda del playoff, y el tiempo corría en su contra, hasta que
apareció Mujika en el descuento para marcar el 4-1 y desatar el
delirio en la ciudad. Miranda de Ebro avanzaba en su sueño.
La 2º ronda tocaba viajar más cerca,
hasta Badalona. El equipo catalán visitaba el pequeño campo de
Miranda de Ebro en la ida de la eliminatoria. Y otra vez en el
descuento, Lambarri fue esta vez el que puso en ventaja a lo suyos,
que tenían que viajar al Camp del Centenari con la exigua renta de
un gol a favor. El Mirandés, fiel a su idea, defendió con orden,
presionando y ahogando al rival, concediendo pocas opciones para el
gol a los de Badalona. Las contras burgalesas no tuvieron el efecto
deseado para finiquitar el partido, pero dio igual, porque la
eliminatoria se solventó con el gol de Lambarri, y el Mirandés
llegó a la última ronda del Playoff a Liga Adelante.
La decepción del Guadalajara
Miranda de Ebro era una fiesta para
esas dos mágicas semanas que esperaban a los suyos. El Guadalajara
era el rival de la última ronda del playoff de Liga Adelante. Los
manchegos eran un equipo no exento de calidad, pero no eran un rival
de la dureza del Cádiz o del Eibar, equipos a los que ya se había
medido antes el Mirandés en la temporada. Esta vez, el Mirandés se
desplazaba en la ida de la eliminatoria, y arrastró consigo unos
1000 espectadores al Pedro Escartín de Guadalajara.
En un partido cerrado, de mucho orden y
muy pocas ocasiones entre dos equipos muy bien dirigidos por Carlos
Terrazas y por Carlos Pouso, respectivamente. El Guadalajara botaba
un saque de esquina en el 88', el Mirandés rechazó por dos veces
los centros alcarreños, y a la segunda cazó el rechace para armar
una contra mortal. Lambarri encontró a la izquierda a Pablo Infante,
que con espacio por delante, avanzó en una de sus ya famosas
diagonales para acabar con un tiro de interior con su derecha hacia
el palo largo, ajustado al palo, ante el que Saizar no pudo hacer
nada, y desató la locura rojilla en el Pedro Escartín.
Anduva se engalanó el 26 de junio de
2011 para recibir a los manchegos, en un partido a vida muerte. Salió
mucho mejor el Mirandés, con la intención de ir a por todas desde
el minuto 1 y sentenciar en casa el cruce. Candelas acertó con la
meta visitante en el minuto 15 y puso la eliminatoria cuesta arriba
para los de Carlos Terrazas, que necesitaban dos goles ante un rival
que sólo había encajado 3 goles en los anteriores 5 partidos del
playoff. Se acercaba el final y parecía que todo podía quedar
sentenciado con el orden defensivo burgalés.
Pero los últimos 20 minutos fueron una
pesadilla para los locales, que vieron como se marchaba el ascenso a
2º División. Primero, en el minuto 72, un córner que votaba
Ernesto muy corto al primer palo no fue bien despejado, y la pelota
se prolongó al área pequeña, donde Juanjo remató sólo de marca
para hacer el empate a 1. Al Mirandés le entró el vértigo a perder
lo que hasta ese momento había conseguido, y se metió atrás
descaradamente, cometiendo muchos fallos impropios del equipo hasta
ese momento.
El Mirandés estaba noqueado con el
gol, descentrado, y el Guadalajara vió que era su momento de la
eliminatoria. En un saque de banda larguísimo hacia el corazón del
área local, Aníbal recibió sólo de marca para encarar a Wilfred.
Su recorte engañó al meta de los burgaleses, que se lanzó a la
desesperada y le hizo penalti. Ernesto lo lanzó con su pierna
izquierda hacia el lado derecho del canario, y hacía el segundo gol
que metía a los alcarreños en la División de Plata. Terrazas metió
al capitán Soria de inmediato atrás, sin tiempo para las
celebraciones, y el partido acabó con el 1-2 que ascendía al
Guadalajara a Segunda División. A pesar de la eliminación, el CD
Mirandés fue felicitado por una gran eliminatoria entre dos equipos
que bien merecían la Liga Adelante.
Temporada 2011/2012 - ¿Habrá ascenso?
El Mirandés retocó el equipo que le
hizo soñar con la Liga Adelante, con varios fichajes importantes y
un buen número de bajas. Ocho jugadores no continuaron esta
temporada, respecto al año pasado. El meta Wilfred, el defensa
Borda, Jonathan Ñíguez, Tato, Diego Simón, Pablo Morgado, y Miguel
Candelas no continuaron, además del punta Ubis, que causó baja
durante la pretemporada.
Llegaron Nauzet y Rubén para la meta;
Ernesto, y Aitor Blanco para la defensa; Borrell, Nacho Garro, Jose
Ángel y Martínez para el centro del campo, y Barahona para la punta
de ataque rojilla. Además, recientemente, ha firmado Rayco, con la
carta de libertad procedente del Rayo Vallecano. El equipo mirandés
ha mejorado mucho sus prestaciones, y se ha mostrado hasta este
momento como el mejor equipo de la 2ºB española. Es el equipo con
más puntos de la categoría, el que menos derrotas ha concedido, y
el menos goleado. Cuando aún restan 6 partidos para el final de la
liga en la categoría de bronce, el Mirandés está a un punto de
igualar sus registros del año pasado, y ya ha logrado la
clasificación para los playoff. El primero en cerrarla
matemáticamente.
El equipo burgalés se impuso el pasado
domingo al 2º clasificado de su grupo, el Eibar, por 2-1, y aumentó
la distancia a 8 puntos con la Ponferradina, que ganó 4-2 y se
colocó en 2º puesto esta jornada, y a 11 con los eibarrenses. El
equipo local dominó el encuentro, pero se encontró a un buen Eibar,
que apretó mucho a los locales, y jugó de forma muy directa, para
aprovechar la potencia de Aitor y Bingen. El equipo vasco se adelantó
con gol de Altuna de cabeza, suerte donde el equipo de Pouso sufre
bastante.
El tanto, a pesar de llegar al borde
del entretiempo, no alteró los planes de los locales, que
insistieron en búsqueda del empate con sus armas, pelota rasa,
amplitud de campo, segunda jugada, búsqueda de la altura de Mújika
y Alain. Con Pablo en el banco hasta el minuto 60, Rayco e Iribas era
los encargados de entrar por fuera para hacer daño a los azulgrana.
Pero tuvo que ser Pablo, el capitán, el que pusiera en igualdad el
marcador. El 14 rojillo anotó de falta directa, aprovechando la
falta que supuso la expulsión de Lombraña.
A partir de ese instante, el Mirandés
tocó a caballería y lanzó al equipo a por todas. La jugada del gol
no llegó hasta pasado el 90. La fe inquebrantable de este Mirandés
volvió a encontrar premio en el descuento, cuando Pablo recoge una
pelota, se interna en el área, y se la cede a Alain Arroyo, para que
anote su 11º gol en la temporada y firme la clasificación del club
rojillo al Playoff de Liga Adelante por segundo año consecutivo.
Ahora ya no es portada de los grandes medios, pero el Mirandés
vuelve a estar ahí, en las puertas de la gloria. Ya ha guardado una
bala en la recámara. Si queda campeón de grupo, jugará con dos
balas en el Playoff.
Carlos Pouso: el estilo tranquilo
El técnico de Lejona ha dado en la
tecla para hacer funcionar de forma magistral a un equipo que
navegaba en la mitad de tabla de la 2º División B española hasta
su llegada. Clásico del fútbol del norte, donde ha dirigido a
clubes históricos como el Arenas de Getxo, Sestao River, Eibar (en
Segunda División), Guijuelo y Mirandés. El técnico vizcaíno
compaginaba su labor en los banquillos con su trabajo en una empresa
naviera, donde tuvo que pedir una excedencia de un año tras el
ascenso eibarrés a 2º División, que le permitió la posibilidad de
llevar al equipo en la categoría de plata, pero el técnico vasco no
pudo salvar al equipo de la quema del descenso, y se encontró sin
empleo, ni en el fútbol ni en la naviera.
Seis meses después, una llamada del
Guijuelo para salvarlo del descenso le dió la vida al técnico
vasco. Pouso demostró su buen hacer en el equipo salmantino, al que
salvó de manera heróica de descender a Tercera División. Aquella
experiencia le cambió la vida, y le llegó la oferta del Mirandés,
donde el entrenador ha explotado definitivamente en su buen hacer en
los banquillos. Sin embargo, su éxito reciente no ha cambiado ni su
sencillez ni su forma de ver el fútbol.
Personalmente, el técnico,
entrevistado varias veces en Radio Marca durante su mágica travesía
en la Copa del Rey de esta temporada, mostró la sencillez y la
humildad con la que uno debe caminar por el fútbol. Me impresionó
sobremanera de qué forma es capaz de mostrar y transmitir sus
conocimientos sobre el fútbol, de analizar las situaciones, mostrar
la realidad, y nunca perder la perspectiva con la que un técnico de
Segunda B ve el fútbol a niveles superiores que el suyo.
Discurso humilde, pero discurso
ambicioso. No soy mejor que nadie, pero todos tienen que demostrar
que quieren y son mejores que yo. Así es Carlos Pouso en el fútbol,
y en la vida. Un técnico que lo tuvo todo de espaldas en junio de
2009, y que ahora puede sonreir y salir adelante gracias a su afición
y a sus conocimientos, sin meterse en jardines ni en complicaciones
absurdas, Con un estilo sencillo.
Así juega este Mirandés
El CD Mirandés, bajo su clásico
1-4-2-3-1, que a veces se disfraza de 1-4-4-2 con Mújika cerca del
punta Lambarri o de Alain Arroyo. Y en una nueva variante propia del
fútbol del norte, con dos laterales capaces de abarcar toda la banda
ofensiva y defensivamente. Por ahí comienza el peligro del Mirandés,
con las incorporaciones al ataque de sus de Raúl García por la
izquierda, o de Garmendia por la derecha.
Con las subidas de ambos carrileros, el
Mirandés busca crear la superioridad por fuera, para acabar por
dentro. El 1-4-2-3-1 que dispone Carlos Pouso le permite aprovechar
las medias puntas que le ofrece su plantilla. Pablo Infante, Muneta,
Mújika, Rayco o Borrell le dan al equipo de Burgos opciones por
fuera, pero su constante intercambio de posiciones y su tendencia a
buscar la diagonal hacia dentro les permite ganar superioridades
constantes cuando atacan por fuera, o cuando deciden buscar la pared
y la jugada por dentro.
Si la jugada acaba por fuera, los
centros laterales desde los costados buscando a sus buenos
rematadores, o la profundidad que le conceden Pablo y Mújika hace
mucho daño a los rivales. Sobre todo, cabe destacar la ya clásica
diagonal de Pablo Infante hacia dentro. Arranca desde la cal
izquierda, para ir hacia adentro, aprovechando el movimiento por
fuera del lateral, y el apoyo constante del punta y el mediapunta,
para irse zafando de las marcas y acabar en disparo con su derecha.
Cuantas veces ha hecho Infante esa jugada, y cuantos réditos ha
concedido al equipo ese movimiento del capitán.
Las jugadas de estrategia cobran vital
interés en el Mirandés. Valga como ejemplo que César Caneda lleva
3 tantos de cabeza esta temporada, o que Aitor Blanco aprovechó dos
faltas para anotar sus goles en la vuelta de la semifinal de la Copa
del Rey ante el Athletic de Bilbao. También los lanzamientos de
Pablo Infante marcan la tónica a la hora de aprovechar el balón
parado. El espectacular golpeó de Pablo Infante le ha concedido al
Mirandés muchos goles de tiro libre directo, que el equipo ha
rentabilizado bien.
La solidez que aportan en el medio la
pareja Mikel Martins – Nacho Garro, así como el buen hacer del eje
entre Nauzet – César Caneda – Aitor Blanco, es otro de los
pilares de este CD Mirandés. La solidez defensiva del equipo se basa
en el buen hacer de los 5, más allá de sus habilidades con la
pelota, bastante destacables por la buena salida y sentido que le dan
al juego entre los dos centrales y los dos centrocampistas. El
Mirandés es un equipo que presiona con fuerza en tres cuartos de
campo, sobre todo en Anduva, para intentar recuperar la pelota. Mete
mucha fuerza e intensidad en su campo, y por ahí ha forjado gran
parte de sus opciones de ascenso y su camino copero. Y fuera de casa,
tiene una buena contra. Todo ello aderezado con jugadores con buen
gusto con la pelota en los pies. Un equipo al que apetece ver.
La Copa del Rey, la plataforma mediática
Si algo bueno tuvo la Copa del Rey,
aparte de las grandes sorpresas y la espectacularidad de sus
enfrentamientos, fue ver entre los semifinalistas, entre los dos
equipos más laureados del torneo y un Valencia con 7 Copas del Rey,
al CD Mirandés, un Segunda B que también quería hacer historia. Su
historia, y la de muchos clubes modestos que se mueven en el
anonimato de las categorías de menor nivel del fútbol español.
El sueño comenzó el 31 de agosto ante
el Amorebieta. El equipo burgalés ganó 0-1 al cuarto clasificado de
su grupo en Segunda B y avanzó de ronda en la competición del KO.
Más adelante esperaban la Real Balompédica Linense y la UD
Logroñes, a las que venció por 3-1 en Anduva en segunda y tercera
ronda de la competición respectivamente.
El Mirandés se colaba entre los 32
mejores equipos de la competición, y acompañaría a los 20 Primeras
en su travesía por las rondas finales. En dieciseisavos, el equipo
de Carlos Pouso tuvo de rival a uno de los grandes de la Liga en la
última decada, el Villarreal. El ejemplo del sueño de los más
humildes del fútbol español hecho realidad con mucho trabajo y
esfuerzo. Ambos equipos se cruzaban en el camino. Primero en Anduva,
donde se empató a 1. El equipo local se adelantó con gol de Alain
Arroyo, pero cerca del final Borja Valero igualaba las cosas. En El
Madrigal, dos semanas después, todo saltaba por los aires con la
gran actuación de Pablo Infante, autor de un doblete que les colaba
en octavos de final, equiparando su sorpresa a la del Albacete, que
eliminó al Atlético de Madrid.
Miranda de Ebro soñaba con un grande
del fútbol patrio, pero el camino les colocó en el lado menos
llamativo del cuadro donde destacaban Espanyol y Athletic de Bilbao.
En octavos de final, el cruce fue con el Racing de Santander, al que
se venció por 2-0 en Anduva, y se logró un meritorio empate a 1 en
El Sardinero que bien valía que la aventura continuase dos semanas
más, esta vez ante un equipo más fuerte y en forma como el Espanyol
de Mauricio Pochettino.
En Cornellá – El Prat, el equipo de
Miranda de Ebro se plantó como un auténtico equipazo. Ideas claras,
dominando la pelota, haciendo daño cuando tenía la pelota y llegaba
tocando como cuando encontraba espacios para montar contragolpes
rápidos y eléctricos. El equipo burgalés se sentía cómodo
manejando registros distintos y cortocircuitó al Espanyol sobre
manera. El cuadro barcelonés no encontraba la forma de doblegar al
Mirandés, y estos se pusieron 0-2 con los goles de Arroyo e Infante,
y hubo un penalti claro no pitado, que bien pudo dejar más definida
la eliminatoria. Pero el Espanyol apretó esos últimos minutos, y
logró darle la vuelta al partido en los 5 últimos minutos con los
goles de Weiss, Rui Fonte y Verdú.
La eliminatoria se iba a decidir en
Anduva, en un campo hostil para el Espanyol por las dimensiones y por
el ambiente de fútbol que allí se respiraba. Todo el mundo apretaba
para meter a los burgaleses en las semifinales de la Competición más
antigua del país. La escuadra de Miranda de Ebro creó ocasiones en
el primer tiempo, pero no fue suficiente para tumbar al Espanyol, que
se adelantó nada más comenzar el segundo periodo, con gol de Rui
Fonte a pase del eslovaco Wladimir Weiss.
Nadie mejor que la radio para hacernos vibrar con el recuerdo
La fe inquebrantable de este equipo de
Burgos volvió a salir a escena, y fue capaz de tirar un nuevo muro
abajo. Otra vez Pablo Infante, con una de sus famosas diagonales,
alumbró el camino a las semifinales con un gol antes del minuto 15
de la reanudación, que ponía las espadas en todo lo alto. El tanto
espoleó a los locales, que acosaron al Espanyol hasta llevarlo a la
extenuación. Pochettino y los suyos se defendieron con todo, pero no
fue suficiente, porque al saque de una falta, César Caneda cabeceó
hacia la meta de Casilla, haciendo el 2-1. El delirio se apoderaba de
Miranda de Ebro, que iría a la vecina Bilbao a jugarse el todo por
el todo, clasificarse para la Final de la Copa del Rey.
El final del cuento todos lo conocemos.
El Athletic de Bilbao fue muy superior en las semifinales de la Copa
del Rey, y tumbó a los burgaleses. Ganó 1-2 en Anduva, con goles de
Llorente. Lambarri, en el descuento de nuevo, puso el 1-2. La
eliminatoria, a pesar de todo, acabó con la goleada del Athletic por
6-2 en San Mamés, y su clasificación para una nueva final copera.
El Mirandés quedó a las puertas de firmar dos grandes capítulos,
la clasificación para la final, y su presencia en la misma; pero nos
dejó grandes lecciones. No hay enemigo pequeño, nunca puedes
rendirte, y el esfuerzo tiene su recompensa cobraron más sentido que
nunca con el ejemplo de un humilde club de la provincia de Burgos.
Quería leer el artículo pero como lo tienes coloreado en rojo me resulta imposible!!
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