La muerte de Juan Escudero supone la
desaparición del último jugador vivo de aquel Atlético Aviación
que ganó dos ligas consecutivas, la del 39/40 y 40/41. Aquel equipo
que fue el germen que estalló en los años 60 y años 70, de aquel
Atlético que se convirtió en un equipo temible en Europa. Muchos
atléticos no lo hemos visto, tan sólo lo sabemos por las historias
que nos cuentan los mayores. Y este espíritu del Atlético Aviación,
se conecta con la realidad de una institución cuyo mayor rival es
ella misma.
Tabales, Aparicio, Mesa, Germán,
Machín, Arencibia, Manín, Vázquez, Campos, Pruden y Gabilondo. Ese
era el equipo titular de un Atlético campeón. Del segundo Atlético
campeón de liga, más concretamente. En el primero, el salmantino
Pruden no estaba, y sí lo estaban jugadores de la talla de Elicegui,
Bracero, Blanco o Bachiller. Eran otros tiempos en el fútbol.
Defensas de dos hombres, tres medios, cinco atacantes. Todos iban a
por todas. Resultados abultados. La táctica a segundo plano. No
había cambios ni tarjetas. El Atlético Aviación fue campeón el primer año con un punto de ventaja sobre el Sevilla. El segundo fue campeón con dos puntos de ventaja sobre su homónimo de Bilbao.
En ese mítico equipo, había un
salmantino que no era pieza clave ni era titular indiscutible, que no
ocupa parte en la leyenda del equipo aviador, primer equipo atlético
en salir campeón liguero. Era Juan Escudero, un centrocampista del
Atlético Aviación, que militó en el equipo de 1939 a 1944. No
muchos oímos de él. Sin embargo, muchos de nosotros hemos oido a
nuetros abuelos escuchar hablar en el imaginario del Atlético de
Madrid de la solidez defensiva de Aparicio, Mesa y Germán, un tandem
defensivo como pocos en la historia rojiblanca.
O de la elegancia de Gabilondo y Machín
en el centro del campo a la hora de elaborar juego. La velocidad por
los extremos de Arencibia y Vázquez, dos puñales por banda, la
potencia de Campos, la calidad de Manín o Enrique, y la habilidad
goleadora de Elicegui primero o Pruden después. Las historias de un
Atlético campeón, que muchos de los que aquí estamos, incluido el
que escribe, apenas conoce y del que apenas sabe algo. Cuidar la
historia significa cuidar el presente.
En una época convulsa para el club,
fallece el último superviviente de aquel doblete liguero. No era
Juan Escudero una pieza importante en el equipo, era un suplente en
el medio campo, que apenas participaba en unos cuantos partidos
durante la liga o la copa. No estuvo mucho tiempo en el Atlético
Aviación tampoco, tan sólo 5 temporadas en las que no pasó de ser
un suplente de lujo para un equipo que se sentía campeón. En sus
cinco temporadas en el Atlético de Madrid, el equipo salió dos
veces campeón, un subcampeonato, un tercer puesto y un octavo
puesto. Además, el Atlético conquistó la Copa de Campeones del año
1940, precedente de la actual Supercopa de España.
Ese era el Atlético de Madrid que nos
dejaron en herencia. Un equipo que era un grande con todas sus letras
en mayúscula en este país. No existían las competiciones europeas
y no podían salir a medirse con otros equipos europeos como ahora.
Estos hombres fueron los primeros en construir un equipo campeón, un
Atlético de Madrid ganador, que legaron a futuras generaciones como
nosotros, que un momento concreto de la historia con el que hoy se
intenta acabar por todas las maneras posibles. Generaciones de
Atléticos, mi abuelo, mi tío, mi familia. Todo aquel que me hizo
ser del Atlético de Madrid. Todo aquel que sea del Atlético y lea
esto puede que no escuchase nunca el nombre de Juan Escudero, Pruden,
Aparicio o Mesa. Pero sí saben que estos hombres hicieron campeones
al equipo que aman. Y eso es lo que Luis Aragonés bien hizo en llamar el peso de la camiseta. No todos son capaces de soportar el peso de la historia sobre sus espaldas, en la responsabilidad de llevar una camiseta triunfadora, campeona. La tercera más laureada en España. Nadie de la directiva es capaz de explicarles a los futbolistas, ni siquiera su director deportivo, campeón en el Doblete mágico del 1996, lo que significa llevar la zamarra rojiblanca del Atlético de Madrid. A eso se agarra la afición del Atlético con la llegada del Cholo Simeone, que si un futbolista no tiene la calidad suficiente para jugar en club, al menos tenga el valor suficiente para dejarse el alma y la vida por su equipo.
Si alguien lee este artículo, se dará
cuenta que la palabra más usada es campeón. Porque esa es la
herencia que recibimos de esta centenaria institución, y muchos
queremos recuperarla. Sea campeón o no, queremos que este equipo
esté capacitado año a año para discutir el título a los dos
gigantes. Que huela al Atlético Aviación. Que recuerde a Mesa,
Aparicio, Pruden, a Juan Escudero. Y que sea capaz de pervivir y
alargar su existencia durante muchos años, para que igual que
nuestros abuelos vieron y recibieron un equipo campeón, nosotros
seamos capaces de entregarles a los futuros aficionados del Atlético,
a mis hijos o a mis nietos, el Atlético que a mí siempre me han
contado en las historias. El Atlético de Juan Escudero.
Alineación At.Aviación 1939/1940
Alineación At.Aviación 1940/1941
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