


No es un mediapunta goleador, pero tiene un excelente volumen de juego. Muy creativo, zurdo, con un grandioso golpeo a balón parado. Rapido y habilidoso como pocos, los españoles sabemos como se las gasta, al menos aquellos que vimos el Mundial sub 20. España se enfrentaba en el primer partido a Costa Rica, y Campbell, tras disputar la Copa de Oro y la Copa América, hacía su particular triplete. A la Rojita le costó mucho romper el partido, a pesar de los goles de Rodrigo que abrieron el marcador. España no pudo respirar tranquila hasta los últimos 10 minutos, en los que Isco y Koke rompían el partido a nuestro favor y colocaban un amplio 1-4 en el tanteador. Muy amplio para los méritos de Costa Rica, que peleó el partido a una España que iba con la vitola de favorita en el torneo.
Sin embargo, esta selección no es sólo el talentoso mediapunta surgido del Saprissa, el mejor equipo del país. La columna vertebral que conforman Keylor Navas, en el Levante de nuestra liga; Umaña y Bryan Ruiz, pretendido en su momento por Sevilla y Valencia, hablan a las claras de que es un buen equipo. Costa Rica anda inmersa en un periodo de regeneración del equipo. Tras la era La Volpe, que asumió el cargo tras la decepción nacional de no estar en Sudáfrica, el nuevo dueño del banco Tico, Jorge Luis Pinto, ha decidido dar protagonismo a la legión extranjera. En esta convocatoria, en la que hay hasta 5 zurdos, hay 15 jugadores de 18 convocados para los dos partidos frente a Panamá y España. Otros 4 jugadores del país fueron invitados a entrenar con la selección costarricense, para que adquieran experiencia y se adapten al bloque antes de las eliminatorias mundialistas donde Costa Rica se juega el ser o no ser.

Ya se lo puso difícil Costa Rica a Brasil, en el amistoso disputado en el mes de octubre, en el que la canarinha sólo pudo vencer por la mínima a los Ticos, con una genialidad del nuevo ídolo brasileiro, Neymar. Esta Costa Rica juega bien al fútbol por principios y por hombres disponibles, es un equipo ordenado, fuerte, y correoso. España se encuentra ante una buena piedra de toque para demostrar que está bien, y que lo de Inglaterra en Wembley fue un accidente en el que Lampard sacó ventaja y dejó a España con la duda de los amistosos. Antiguamente, ganábamos amistosos, y perdíamos las competiciones. Ahora ganamos Eurocopa y Mundial, y perdemos amistosos. Casi mejor esto, que lo anterior al 29 de junio de 2008. Sin embargo, España tiene que aprender a competir con la etiqueta de campeona ante las grandes y en los grandes partidos. Y sobre todo, estamos ante el nuevo escenario. Ante un escenario que nunca antes habíamos tenido al máximo nivel. Competir en un gran torneo con el cartel de defensor del título.

España sólo pudo hacer eso en la Eurocopa del 68, pero no estuvo presente en la fase final. Por lo tanto, no sabemos realmente lo que es acudir a un gran campeonato bajo la vitola de Campeones, y teniendo que defender el título. La exigencia se triplica, la presión crece, y los ojos que te miran son muchos más que cuando eras un aspirante al título. Ahora eres el centro del campeonato, y aunque quieras ir de humilde, tienes que saber aceptar que el Campeón tiene que demostrar por qué es el Campeón. A Polonia y Ucrania iremos con esa etiqueta, y no podemos escapar de ella, ni podemos aceptar de nuevo la frase del Podemos. Esta vez, no hay podemos. La frase (o la palabra) es SEGUIREMOS.
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