martes, 26 de febrero de 2013

La guerra de los mundos: FCB - RM

Llega un clásico más. Mejor dicho, vienen dos de manera consecutiva. El que esta noche nos aborda sin apenas resuello del fin de la jornada liguera (anoche se jugaba el Levante - Osasuna); y el que les medirá el sábado en el Santiago Bernabéu, en la jornada 26 de la Liga BBVA. No hay espacio al descanso en este tramo final liguero, y ahora, por fin, las espadas están en todo lo alto. Ya no valen dobleces ni ambigüedades, porque todo el mundo se muestra tal y como es.

Roura lo hizo ayer, y el partido se 'ha calentado' de forma especial. El Barcelona nunca ha hablado de los árbitros, salvo en ocasiones concretas. "El fuera de juego por dos centímetros" de Guardiola, su rueda de prensa incendiaria en el Bernabéu antes de la semifinal de Champions, y la de ayer, aunque fuera de perfil bajo, son momentos cumbre en los que el Barcelona ha tirado de la presión al árbitro para dibujar el escenario que creen que les conviene. Presión que puede ser necesaria o no, pero desde luego, comentarios absurdos que dejan en evidencia la frase mítica del "nosotros no hablamos de los árbitros".

Visto que por fín se le da la razón a Mourinho cuando dice "todos hablamos de los árbitros", el fútbol pasa al primer plano. Y en el partido se concreta un duelo de los grandes. Por fin volvemos a tener un FC Barcelona - Real Madrid por todo lo alto. Un objetivo claro, un resultado indefinido, y la sensación de 'vencer o morir' en todo momento. Un partido de idas y venidas, de momentos, de inspiración, y de fé.

Un Barcelona con dudas

Se habla del liderazgo de Roura sobre la plantilla culé. No se ha variado el plan de ruta desde que Tito tuvo que abandonar momentáneamente el cargo por el cáncer de tiroides que le tiene en Nueva York en tratamiento, a la espera de la posible cura; pero la derrota en Milán ha puesto en zozobra todo aquello que se había logrado hasta ahora. A los blaugranas les cuesta cuando desconectan el circuito de creación de juego, pero pocos lo han logrado hasta ahora. Nadie como el Milán ha sabido obtener rédito de la desconexión de Xavi - Iniesta - Messi a la vez.

Es complicado que los tres tengan a la vez un mal día, y el FC Barcelona, aunque le esté costando ganar, tiene que buscar pequeñas innovaciones y ajustes que le permitan ganar el margen de sorpresa que siempre ha tenido. Guardiola ya advertía de que "cada vez nos cuesta más ganar, los equipos nos conocen mejor". Las variaciones de Pep se hacían necesarias, a pesar de no dar el resultado esperado, pero Roura no se salió del libreto esperado. Cuando no funcionó el plan con Cesc Fábregas de falso 9, decidió abrir el campo con Alexis, el plan B. El chileno no está en su mejor momento, y lo pagó caro el Barcelona, que nunca encontró espacios para romper la zaga rossonera.

Hoy, es un partido distinto. El Madrid no quiere oir hablar de trivotes ni meterse atrás. Primero, el resultado no le vale y tiene que ser agresivo para que el Barcelona tenga dudas y cometa errores. Segundo, la propuesta blanca de presionar arriba y obligar al Barcelona a estar incómodo en fases les ha permitido marcar en las últimas cinco visitas al Camp Nou, requisito obligado para los blancos esta noche. En esta tesitura, el Barcelona cuenta con opciones para manejar sus cartas y sus armas.

La presión les obliga

La mala marcha del Real Madrid en el día a día de la liga les coloca más presión a los blancos para acceder a la final de la Copa del Rey. No hay otra posibilidad para el Madrid que no pase por acceder al último partido del torneo copero y esperar rival entre Sevilla y Atlético de Madrid. Las dudas también aparecen en el conjunto blanco, que se debate en miles de ideas para tratar de sacar el mejor equipo ante el Barcelona.

¿Repetirá Varane? ¿Ramos, de lateral o central? ¿Marcelo para atacar o Coentrao para resistir? ¿Benzemá o Higuaín? ¿Un equipo lleno de volantes que van y viene, o el equipo clásico? ¿Le toca a Kaká? Son muchas de las preguntas que le deben de recorrer la mente a José Mourinho acerca del duelo. En poco tiempo conoceremos la decisión del de Setúbal, pero entre tanto, las conjeturas nos hacen pensar en sí veremos a un Madrid defensivo, en busca de estar con las líneas juntas, replegado, y con espacios (los tendrá por la forma de jugar del Barcelona); o sí veremos al Madrid de los últimos clásicos... Y sin Casillas, la misión se complica.

Sea como fuere, la ida y los precedentes obligan a los blancos a empatar a más de un gol o ganar en el Camp Nou para entrar en la final. Le obliga su conciencia, el espíritu irreductible blanco y la proporción de la gesta a conseguir esta noche. Puede que se le reste importancia al hecho desde el lado del perdedor, pero tiene mucha trascendencia el hecho de lograr derrotar al eterno rival y privarle de un título de manera directa. Para el equipo de Mourinho, a 16 puntos en liga de los azulgrana, más aún.

La red de seguridad

La mayor seguridad del Barcelona con Guardiola no era sólo que supiera manejar y domeñar el balón. Esa tranquilidad residía en tener una red de seguridad muy difícil de superar en muchos momentos para muchos rivales. Este año, con el binómio Vilanova - Roura, la red no está siendo tan efectiva como gustaría. Demasiados goles encajados durante la liga. Mucho sufrimiento en la Copa del Rey para llegar a semifinales, y un incierto futuro en la Liga de Campeones tras caer 2-0.

La gran ofensividad que muestra el equipo por fuera con Jordi Alba, Dani Alves y Adriano Correia es uno de los motivos de que este Barcelona lleve 82 goles en 25 partidos, y esté cerca de poder batir el récord de goles del Madrid de la temporada pasada. Pero también es uno de esos puntos débiles del Barcelona. Cuando el retorno no es rápido, Busquets y centrales se encuentran en serios problemas para frenar ataques rivales. La presión ya no es tan efectiva en campo rival, y a veces el equipo queda obligado a tener que correr en busca de la pelota más de lo deseado. El escenario no es el idílico para el Barcelona sin la presión de los hombres de ataque y el repliegue de los laterales, para que se coloquen todos; pero hasta el momento, parece haber sabido sobrevivir en la liga con este defecto, y la Champions no está perdida.

Son capaces de marcar dos goles

El Real Madrid de los últimos tiempos ante el Barcelona no es sólo un digno rival, es la antítesis blaugrana. Su némesis. La forma de contrarrestar la elegancia blaugrana con la practicidad blanca. En este nuevo duelo de estilos, se dice que el Madrid posee mucha pegada. No se trata de pegada, se trata de verticalidad. El equipo blanco se siente cómodo cuando se le permite correr, y el Barcelona, tan ofensivo, siempre concede pasillos para que el Real Madrid sea capaz de morder en busca de la meta rival.

En los últimos seis partidos en Can Barça, un balance de 11 goles a favor, pero con 12 goles en contra, sólo una victoria por dos derrotas y tres empates en campo blaugrana. Para esta noche, sólo vale ganar o empatar a más de un gol para clasificar. Será difícil que el Real Madrid no logre marcar gol en un partido que ha evolucionado a incierto, atractivo, vibrante, con ritmo y en un canto al fútbol de toque, combinación, triangulación, pared, desplazamientos, posesión; y al fútbol más directo y vertical, sin tanta elaboración, pero trabajado en la transición al primer toque, o al segundo como máximo.

El duelo de cracks

Todo el mundo habla de la rutilancia del choque entre los astros del fútbol mundial. Cristiano Ronaldo y Messi. Messi y Cristiano Ronaldo. El día y la noche. Nada que comparar, salvo las elevadísimas cifras goleadoras que aportan a sus clubes. Nada que ver en su estilo y concepción del juego, pero unas ganas de triunfar en común. De ser el mejor. Una nueva ocasión de medir su grandeza e incidencia en el juego de sus equipos. El clásico de octubre dejó claro que CR7 y Messi son claves en el estilo, y capaces de aumentar las cifras de goles de sus equipos. En la ida, sin sus goles, sólo hubo 1 por equipo. Raro es que hoy ninguno de los dos marque. Es su noche.

... y el sábado, nueva ración

La liga también nos dará su ración de clásico. Será más descafeinado por la sideral distancia que existe entre líder de la Liga BBVA y tercer clasificado, pero aún así, no existe un Madrid - Barça sin intrahistoria. En este caso, las rotaciones pensando en la Champions serán vitales. Le toca al Real Madrid visitar Old Trafford, y no se la puede jugar arriesgando a sus hombres clave en pos de recortar la diferencia en liga a 13 puntos, una diferencia complicada de salvar.

El Barcelona atraviesa una situación similar. La intención de reservar hombres pensando que en 10 días se las tendrá que ver con el Milan en casa, y que la liga la tiene encarrilada será manifiesta, y en esa tesitura de jugar con las rotaciones andará un duelo entre gigantes.

La guerra de los mundos

El choque de estilos es la cumbre del fútbol mundial. Ningun club en el mundo representa mejor que ellos dos el papel de adalides de formas de entender el juego. El señorío y el seny, frente a frente. Tan dispares y tan similares, caminos paralelos condenados a cruzarse. La verticalidad, el fútbol directo, sin reservas, de pierna fuerte y noble, y jugado sin resuello del Real Madrid; a la calma blaugrana, el toque, la paciencia, la madurez de la jugada, el reflejo en el mediocentro culé, una especie única en el fútbol mundial, con sello de calidad propio y destilación inigualable. No hay dos cabezas pensantes iguales en el Barcelona, pero todos se basan por el patrón del dominio de la pelota y la posesión como manera de comprender el fútbol. Se acerca 'La guerra de los mundos', aquella en la que el fútbol elegante del Barcelona dirime ante el torbellino de velocidad blanco la supremacía de estilos en el fútbol.

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