miércoles, 18 de mayo de 2011

Simplemente Quique

Difícil hablar de un año y medio tan bonito e intenso deportivamente. Hacía mucho tiempo, que para lo bueno o para lo malo, no vibrábamos tanto con el Atleti, ni podíamos decir que cada 3 - 4 dáis teníamos un partido. Ni qué decir de estar metidos en las 3 competiciones, a veces con mejor suerte, otras con peor suerte. De un grupo que estaba metido en puestos de descenso en octubre de 2009 a un grupo que con dos salidas, dos entradas y un par de retoques de abajo, del filial, de la casa, se convirtió en finalista de Copa del Rey, Campeón de Europa League y Campeón de la Supercopa de Europa.

Hay luces. 2 títulos, 3 finales, la sensación de que la gente estaba a muerte con el equipo y satisfecha con el entrenador que les había devuelto a los focos, a la gloria de los títulos. Un equipo que a pesar de sus altibajos tenía un discurso, una forma de actuar, un juego más elaborado que con los anteriores técnicos, un equipo mucho más sólido que con los anteriores inquilinos de banquillo. 11 partidos de liga. Desde Zaragoza, sólo una derrota en el derbi. Hasta Málaga y Racing. Apretar al equipo en grandes escenarios. En Mestalla, en Anfield, en Lisboa, en Turquía. Y sobre todo en Mónaco y Hamburgo.

Hay sombras. Este año no ha logrado los objetivos de principio de temporada. Dos meses malos (4 derrotas seguidas ante Sporting, Ath. Bilbao, Barcelona y Valencia. Antes empate en casa ante el Racing y derrota en Alicante. Sólo una victoria contra el Mallorca entre medias de ese borrón). Se escapó la Champions en ese tramo de liga. Semana trágica contra Espanyol, Aris y Levante. Fuera de Europa League. No hubo posibilidad de pelear por revalidar el título en las eliminatorias. Dos fichajes que han tardado en arrancar. Uno sale poco pero juega y lo hace bien. El otro sale más y es más irregular, pero tiene detalles de buen futbolista. Sólo necesita que le encuentren su hueco en el equipo. Y el revuelo con varios jugadores. Domínguez, canteranos y ahora Forlán. Demasiada gresca.

Aún queda un partido pero todos sabemos que huele a despedida. A epílogo. A capítulo final del cuento. Mallorca es el final del trayecto. Algunos dicen que se va por la puerta grande tras la despedida del Calderón. Otros que por la de servicio por su mal trato al futbolista que le abanderó en los títulos. Por despreciar al héroe de Hamburgo. Ahí cada cual tiene su parte. Quique la reconoció "Uno debe tomar como un fracaso personal no recuperar a un futbolista para la causa" No es momento de ahondar en la historia, ni en pensar en por qué. Porque ambos se comportaron egoistamente, olvidando el escudo. Y el escudo, con todo lo que representa, club, afición, equipo; queda dañado con la salida de Quique Sánchez Flores, el hombre que devolvió la ilusión al Calderón y con el que la grada se identificó plenamente.

Cómo todos, cometió errores de planteamiento, de cambios, de sistema. También acertó muchas veces. Los resultados ahí quedan para evaluarlos. El feeling y las emociones vividas también, pero eso es más personal. Simplemente Quique. Simplemente se va. Con humildad, con la cabeza alta. Con el privilegio de devolver al Atlético de Madrid a los títulos. A la imagen de equipo ganador, de equipo inconformista, que quiere más de lo logrado, que quiere más que jugar la Europa League. Efectivamente, deja cantera, progreso, títulos y al equipo en Europa. Lo pudo hacer con mejores modos, pero no de mejor forma. También pudo haberlo dejado en Champions, pero lo debilitaron con las ventas de Jurado y Simao (se quedó sin su jugador número 12, aquel que este año tenía su papel protagonista con un Forlán agotado tras el Mundial; y se quedó sin su especialista a balón parado. Aquel que le dió goles importantes y asistencias valiosas). Con el desprestigio de la etiqueta de no haber controlado el vestuario, del choque frontal con una de sus estrellas, que no hizo bien las cosas pero se merecía un trato mejor al final, un voto de confianza más desde el comienzo de año.

Simplemente se va, y hay que agradecérselo, como se hizo el domingo en el Calderón. Como siempre que se recuerde su año y medio en el Calderón. Al igual que a Antic, héroe del doblete. No merecen más que respeto y reconocimiento por sus éxitos. Otros con mucho más nos dieron mucho menos (léase Bianchi, Ranieri, Sacchi...Aguirre en menor medida). Se merecía una tercera oportunidad. Un año en el que le dieran una plantilla mejor, sin que se la retocaran ni debilitaran a final de verano ni comienzos de invierno. Un año en el que tuviera que dar el do de pecho, sin excusas, sin enfrentamientos que le desgastaran con algún jugador. En el que la directiva estuviera con él y reforzara su autoridad. Nunca lo sabremos. Pero cómo él dice "puede que esto tenga continuación". Cuando vuelvas, serás bien recibido en tu casa, Quique Sánchez Flores. Gracias por tu sentimiento atlético, por tu trabajo, por las alegrías que nos has dado con tu equipo de trabajo. Por eso y por mucho más...Simplemente Quique, UNO DI NOI!

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