
La final no arrancó mal. Ritmo, ocasiones claras para el Oporto. Hulk recortó sobre Alberto Rodríguez y la tiró fuera desde el lateral del área chica. Fue el primer aviso serio de la final, pero no hubo muchos más. El Oporto no estuvo rápido en circulaciones. Moutinho no aparecía en juego, y el Braga defendía cómodo sostenido por su doble pivote Vandinho - Custodio. Al contragolpe era otra cosa, el Braga no tenía gente rápida para hacer daño y sólo cuando recibía Alan había buenas ideas para hacer daño, pero poca precisión y rapidez.
Parecía que no ocurriría nada antes del descanso. En el minuto 43, el Braga perdía el balón en la salida. Robaba Guarín, que se lanzaba a la carrera hacia el área bragantina, recortó con su derecha en tres cuartos, levantó la cabeza, y le puso un sublime balón a la cabeza de Falcao, que ganó muy bien la espalda a Paulao. Sólo tuvo que poner la frente y darle dirección. 1-0 y el Oporto abría la final, hacía lo más difícil en estos partidos al filo del descanso.
El gol cambiaba el guión del partido. Un Braga que tenía que abrirse ante un Oporto que encontraba espacios para las contras con Hulk. Si el Braga no vigilaba su retaguardia para evitar el segundo y controlaba la posesión lo iba a pasar mal. Mossoró y Kaká entraron para cambiarle la cara a su equipo. Y Mossoró estuvo a punto. Mano a mano con Helton clarísimo, que el mediapunta lanzó al cuerpo de Helton en vez de buscar abrirlo hacia a los palos. La ocasión más clara del partido marrada. Una losa muy difícil de levantar para el SC Braga, a pesar de que fue al minuto del segundo tiempo.

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