jueves, 14 de abril de 2011

Dos Viejos Rockeros

La Champions nos deja una gran lección, dos hombres venerados, incombustibles, veteranos, curtidos en mil batallas. Todo el mundo espera un declive que nunca llega, son eternos, y la eternidad convierte las leyendas en mitos. Cuando se retiren el fútbol perderá dos de sus grandes símbolos, pero mientras tanto, exhibiciones portetonsas con sus equipos, protagonistas estelares de sus respectivas eliminatorias. Naturales de Cardiff y Madrid, merecen el mayor de los aplausos. Ejemplos en las escuelas de fútbol.









Giggs, el incombustible
37 años a sus espaldas. El galés sigue siendo el líder, el capitán del Man.United, y por enésima vez, protagonista. Autor de las 3 asistencias de los 3 goles al Chelsea en la eliminatoria de su equipo, ya le valdría eso para ganarse el foco de atención. No contento con eso, Fergie le dió ayer un nuevo rol en el centro del campo junto a Carrick, en la versión europea del United. El capitán se salió. Tocó con criterio, dominó los tiempos, supo cuando correr y cuando pausar, mandó y llevó a su equipo a semifinales en un duelo que se esperaba mucho más duro. Metió los pases a Chicharito y Ji Sung Park. De escándalo.

A los 37 años, uno se pregunta cuando empieza el declive de un jugador que no posee la velocidad de antaño, pero que mantiene toda su calidad y exprime su inteligencia al máximo en el campo. El de Cardiff, todo un ejemplo para los niños y no tan niños, sigue a pleno rendimiento en la exigente dinámica competitiva del United, líder en la Premier y semifinalista de FA Cup y Champions. Se lo debe a Ryan en gran parte. El eterno Ryan. Ese que surcará la banda zurda de Od Trafford con regates veloces y centros endiablados. Dios te guarde Ryan.

Raúl, el juvenil muerto
Ver celebrar el gol de ayer a Raúl es darse cuenta de que es un juvenil de 33 años. Su carrera con los brazos moviéndose agitados, alzar las rodillas, la expresión de la alegría. La misma ilusión, las mismas ganas, ese hambre voraz de Raúl capaz de comerse el mundo. Sin ser un futbolista que destaque en algo, está entre los mejores, entre los más grandes. Detalles como sus vaselinas, sus cucharas, el aguanís pasan a la historia del fútbol. Sus goles de saber estar, de delantero con olfato innato, de intuición, de ganar a todos por mentalidad e inteligencia. Todas sus virtudes y su fuerza mental se han visto en esta eliminatoria frente al Inter. Pura inteligencia, competitividad al 1000%

Líder en San Siro, tiró del carro, contagió ilusión, hizo su gol (algunos dicen que un churri gol; yo digo que al límite del fuera de juego, ganando posición a la efensa, empujando con fuerza, y rematando a dentro con la derecha, aunque de mala manera. ¿Churri gol?). Algo tiene ese chico, algo que no se compra y no se enseña, es innato, es competitivo, huele la sangre y el miedo del defensa, hace goles de la nada. Un depredador cuando es necesario y un carroñero cuando es menester. Ayer adelantó a su equipo entrando hasta la cocina, tirando a Julio César y peleando como un loco, rematando, siendo un incordio, esos delanteros que molestan y cabrean a todo defensa. Y hasta asiste de lujo, Höwedes ayer puede dar fe de que no era Laudrup el que dió ese pase. Raúl es grande, muy grande, a pesar de todo, y morirá con las botas puestas. Y en el campo. Como mueren los grandes toreros, al sol del ruedo y con el aliento del toro.


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