Alonso vuelve a ganar...pero...

Alonso vuelve a saborear una victoria. Una carrera trabajada la suya, con un toque de mucha fortuna cuando Lobato dijo que Red Bull no fallaría en la parada de Vettel e hizo de Nostrapacus involuntario (o voluntario, nunca se sabe) para que Alonso adelantara a Vettel en ese pit stop que ambos hicieron simultáneamente en la vuelta 28. Hasta ese momento, la carrera de Alonso pasaba por superar a Webber y acercarse a un Vettel que se colocaba líder en el primer giro tras la salida.

Tras la victoria de Corea la temporada pasada, Alonso vuelve a sumar 25 puntos, que más que un refuerzo numérico por el mundial, suponen un refuerzo moral después del esfuerzo de media temporada de los ferraristas por acercarse a los intratables Red Bull. Ferrari ha competido con ellos de la mano o las manos mejor dicho del orgulloso campeón asturiano, cabezón e insistente como pocos. La alegría de su rostro al final de la carrera denota lo bien que sentó la victoria después de todo el esfuerzo. Pero no conviene hacer lecturas erróneas.

Alonso hizo la carrera perfecta y necesitó de un fallo de Red Bull para ganar. Red Bull comete pocos fallos, y la próxima carrera en Alemania, si Red Bull falla, puede crear dudas en el equipo austriaco, comodamente instalado en el liderato del Mundial de pilotos y constructores. Alonso necesita esta línea de rendimiento, no fallar y esperar que ocurre en la carrera. Ahora mismo el Ferrari está en su ritmo, pero la pelea es dos contra uno. Massa todavía no rinde a ese nível como para ayudar a Alonso en su pelea de espadas por todo lo alto con Red Bull. Y en esta carrera contrarreloj de Ferrari, obligar al fallo de Red Bull y que no puntue Vettel, es importante.

Los demás. La irregularidad de Mercedes y McLaren, el buen hacer de Di Resta y Sutil al mando de Force India, la puntuaciín de Alguersuari, que vuelve a sumar puntos y tenía ritmos para más posiciones que el 10º. Y la carrera de Kobayashi, ultimamente situado en mitad alta de la tabla clasificatoria de la carrera y que hoy no ha podido acabar, embestido y trompeado por Schumacher, en una pura imitación de los coches de choque.